martes, 19 de abril de 2011

El miedo a internet

Estamos ya casi en la generación 4.0 de no sé qué. Internet ha sido y es infinito. Existe un espacio lleno de mensajes que flotan, van y vienen y que -desde el mismo momento en que le damos a la tecla enter o send-, dejan de pertenecernos para pertenecerle a... todos y a nadie.
Todos tenemos estamos "adscritos" a redes profesionales, sociales, páginas especializadas, blogs, etc. Ya nada nos pertenece realmente, todo es público aunque le marquemos reglas de privacidad. O veo mucha televisión o estoy segura de que todo lo que hacemos es factible de ser leído, mirado, auscultado y juzgado.
¿Quién y cómo se marcan los límites?
¿Llegaremos al punto de decirlo, hacerlo y pensarlo todo a través de la pantalla? ¿Perderemos total y absolutamente el contacto físico en aras de estar sentados frente a una pantalla y creer que nos "comunicamos" a través de ella?
De comunicación nada, de intercambio social nada, de conocimiento profesional algo, eso sí; pero ¿de cercanía humana?
Soy acérrima defensora del lenguaje humano, correcto y sobre todo, del intercambio personal, por eso me pregunto: ¿sienta lo mismo un abrazo virtual que uno real?