jueves, 10 de junio de 2010

¡Paren el mundo que quiero bajar a ese señor! Sensación

¡Paren el mundo, que me quiero bajar!
Eso gritaba Mafalda en alguno de esos existenciales días en los que sus apabuyantes reflexiones de apenas una viñeta, contraían el corazón. Pues o paran el mundo y nos bajamos todos para reconstruirlo o... ¿qué?
¡Ése es el problema!
Nada, nada va a pasar. Seguiremos viendo impasibles como se destruye, seguiremos agüantando también impasiblemente como se acaba nuestra calidad de vida y ¡lo peor! seguiremos observando cómo pasan los días, los meses y -ojalá nunca- los años, y este "impasse" económico que lo lleva desbocado, no hace reacciónar al honorable.

Quiero reaccionar, pero este mundo está cambiando tan rapidamente que en vez de eso me estoy "atocinando". Me quedé sin trabajo por causas ajenas a mi voluntad: mi jefe falleció. Y en este caso, lamentablemente, con él se llevaron su historia. Desde ese entonces me he acercado a una realidad que no palpaba: esta sociedad mediocre ofrece soluciones mentirosas. ¡NO TODOS EN LA SOCIEDAD! Peeeero, no anda lejos la cosa.
El caso es que dentro de tanta "promesa memorablemente absurda" hay un derecho que se nos niega: el de poder vivir. Y vivir -para mí- significa, entre otras muchas cosas, poder trabajar. Hay muchos conmigo que queremos aprender, queremos aportar y queremos vivir cada día en el que nos levantamos con la ilusión de hacer lo que sabemos, de construir cosas e, incluso, de agüantar jefes imposibles.

Yo pido, imitando a Mafalda: ¡Paren el mundo que su rapidez no nos deja ver lo esencial!
Lo esencial, es permitir que los seres humanos seamos valorados por nosotros mismos, que nuestro saber hacer y saber pensar sea aprovechado, que uno de los derechos fundamentales del hombre: el derecho al trabajo, sea efectivo y sea correspondido con condiciones dignas.

Díganle al señor ese que cree que todo lo que sabe, que se dedique a lo suyo: ¡la zapatería! porque lo que es, gobernar, no tiene ni idea.
Y se me acaba de ocurrir otra cosa que pedir, imitando de nuevo a Mafalda:
¡Paren el mundo que quiero bajar a ese señor!